LA PIEDRA DE ROSETTA

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Cuando fue clausurado el último templo  en el siglo VI de nuestra era, el conocimiento para leer jeroglíficos se perdió hasta el descubrimiento de esa célebre piedra en 1799. En la piedra hay un texto en tres escrituras. La parte de abajo está en caracteres griegos; la del centro, en demóticos, y la de arriba, en jeroglíficos. En su tiempo, la piedra fue una estela en un templo. Contenía una complicada fórmula de agradecimiento al soberano egipcio Tolomeo V Epífanes, que reinó en el siglo II a. de C., por los beneficios que había otorgado a los sacerdotes. Las tres inscripciones reflejaban el mismo texto, lo cual permitió la traducción de los jeroglíficos.

Jean-François Champollion, erudito orientalista francés, dedicó muchos años a descifrar los jeroglíficos de la losa de basalto descubierta en 1799 por Pierre Bouchard, oficial de ingenieros del ejército napoleónico, cerca de Rosetta, en la parte occidental del delta. Los descifró en 1822.

Una vez que se determinó que la piedra de Rosetta contenía los nombres de reyes como Tolomeo, se logró localizar sus equivalentes en los jeroglíficos de la parte alta de la estela. A partir de ese conocimiento, se fueron descifrando los jeroglíficos que formaban las demás palabras del texto.

George Hart, El Antiguo Egipto, Biblioteca Visual Altea, Madrid 2000, página 35.

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