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La historia del arte es una asignatura diferente. Bueno, todas lo son, está claro. Pero yo me entiendo. Estudiar arte es estudiar la belleza en sus múltiples formas, y eso es muy diferente a estudiar química o lengua. Por lo pronto, es mucho más atractivo. Nuestra profesora repite que estamos hechos para la belleza, y que por eso nos gustan el cine y la música, la literatura y el deporte, la amistad y la ropa de marca. También dice que los grandes artistas son personas que han experimentado la atracción de la belleza como un tirón irresistible, que a veces ha bordeado lo patológico.
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Antes, sólo veíamos. Ahora miramos, descubrimos valoramos y contemplamos. El silencio de un templo griego en ruinas llena también el aula. La serenidad y el equilibrio de las cariátides, doradas por el sol de la tarde ateniense, nos dice que la vida podría ser tranquila y bella.
José Ramón Ayllón, Vigo es Vivaldi, Editorial Bruño, Madrid 2007, págs. 109 y 110.
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