martes, 21 de abril de 2015

DON QUIJOTE

A nuestro don Quijote le robó el seso el mucho amor que puso en aquella dama de su fantasía, tan alto, que hubo de dejar en el camino la esperanza de alcanzarla, y el ver que este mundo no lo regían la compasión y la justicia que ordenan las leyes de la caballería, la razón de las armas y la belleza de las letras, sino la malicia de las gentes, el cohecho de los validos, la prevaricación de los jueces, la impiedad de los clérigos, la ociosidad de los nobles y la extrañeza y apartamiento de los príncipes, a quienes nadie informa de cuanto de veras ocurre en sus estados, por no hablar de la general ignorancia y crueldad del vulgo, que tiene siempre en su boca un "¡viva quien vence!"; en pocas palabras: a nuestro llorado amigo le volvió loco su poco poder para defender a los débiles y el dolor de los forzados, y aun los mismos débiles y forzados, bellacos como fueron tantas veces con él.


Andrés Trapiello, El final de Sancho Panza y otras suertes
Barcelona, Destino, 2014, página 49.

No hay comentarios:

Publicar un comentario