Fue ésta la alabanza de Madrid que se popularizó ampliamente a mediados del siglo XVII. Madrid había sido capital desde 1561, durante el reinado de Felipe II, y lo fue ya para siempre, exceptuando cinco años de principios del siglo XVII en que fue trasladada la capital a Valladolid.
Al retorno de la capitalidad a Madrid, quedó establecida como la corte de las Españas -así se dice en varios romances- y la frase se popularizó cuando Alonso Nuñez de Castro, cronista de su majestad Felipe IV, publicó en 1658 un libro titulado Sólo Madrid es Corte. (...)
El titulo completo de la obra es Libro histórico político, sólo Madrid es Corte y el cortesano en Madrid. En él se descubren las ventajas que Madrid tiene en cuanto a población y corte hacia las demás del orbe. Dándose individuales noticias de todos los Consejos y Tribunales, su modo de gobierno y ministros que lo componen. Las Casas reales, sus vicios y todas las rentas de Su Majestad y provisiones de dentro y fuera de España.
Un romance de la época explica el cosmopolitismo de Madrid y su definitivo asentamiento como capital:
En Madrid está la Corte
la Corte de las Españas,
que Valladolid la vieja,
cayó del rey en desgracia...
Néstor Luján, Cuento de cuentos, Origen y aventura de ciertas palabras y frases proverbiales, Barcelona,
Círculo de Lectores, 1995, página 261.
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