No parece excesivo afirmar que las artes plásticas del nuevo estilo han revelado un verdadero asco hacia las formas vivas o de los seres vivientes. El fenómeno adquiere completa evidencia si se compara el arte de estos años con aquella hora en que de la disciplina gótica emergen pintura y escultura como una pesadilla y dan la gran cosecha mundanal del Renacimiento. (...)
¿Por qué el artista actual siente horror a seguir la línea mórbida del cuerpo vivo y la suplanta por el esquema geométrico? Todos lo errores y aun estafas del cubismo no oscurecen el hecho de que durante algún tiempo nos hayamos complacido en un lenguaje de puras formas euclidianas.
El fenómeno se complica cuando recordamos que periódicamente atraviesa la historia esta furia de geometrismo plástico. (...)
Sería más que interesante investigar con toda atención las erupciones de iconoclastia que una vez y otra surgen en la religión y en el arte. En el arte nuevo actúa evidentemente este extraño sentimiento iconoclasta...
José Ortega y Gasset, La deshumanización del arte,
Barcelona, Editorial Planeta DeAgostini, 2010, págs. 188 y 189.
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