lunes, 10 de febrero de 2014

I REPÚBLICA (II)

Pi y Margall se ha opuesto enérgicamente a la clausura del Parlamento, que considera peligrosísima cuando la República sólo lleva "cuatro días" de vida y todavía está sin Constitución, inerme. En vez de dividirse en bandos, dice, los republicanos debieron haber trabajado enseguida todos juntos, afanosamente, para promulgar una Carta Magna aceptable para todos. Y no lo han hecho. Ha sido una locura.
Me pregunto si Castelar, ahora investido de poderes casi omnímodos, podrá corregir una situación tan caótica. Y ello en unos pocos meses, con el 2 de enero de 1874 como fecha límite. Lo veo muy difícil. Si yo fuera conspirador borbónico me iría preparando ya para asegurar que tal día resultara fatídico para las pretensiones republicanas.

Ian Gibson, La berlina de Prim,
 Barcelona, Planeta, 2012, página 131.

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