lunes, 28 de octubre de 2013

LUCANO (II)

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Y he aquí que se abrió un concurso literario para premiar la mejor poesía acerca del tema de "Orfeo". Acudieron Nerón y Lucano, y los jueces, dando prueba de la mayor justicia, le otorgaron el premio al cordobés. Consecuencia: que Nerón le tomó un odio mortal. Y no sólo eso, sino que le prohibió escribir.
-No escribirás -le dijo- ni un verso, ni siquiera una sola palabra.

Lucano se burló de Nerón en su mismo rostro, y Nerón no se lo perdonó jamás.

Entre tanto, todos los que tenían contra Nerón agravios que vengar, organizaron una conjura contra el tirano. Desgraciadamente la conjura fue descubierta. Lucano fue descubierto y puesto en prisión.

Nerón se echó a llorar hipócritamente. Y llamando a uno de sus servidores le dijo:
-Dile a Lucano que tiene que morir, y que él mismo elija la muerte que quiera darse.

(...) Lucano (...) se resignó al mandato de Nerón. Se metió, como Séneca, en un baño y ordenó a uno de sus criados que le abriera las venas. Y así, murió aquel español extraordinario que fue gloria de la poesía latina.

Antonio J. Onieva, Cien figuras españolas
Hijos de Santiago Rodríguez, Burgos, 1962, páginas 10 y 11.

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