martes, 18 de junio de 2013

JOAQUÍN COSTA (III)

Las llaves de Joaquín Costa (II)

Parece ser que las metáforas, a base de las llaves, gustaban a este gran polígrafo aragonés a quien por residir en Graus, provincia de Huesca, se le llamó el "león de Graus". Aparecen las llaves en otra de las frases que han quedado en la memoria del pueblo: "Doble llave al sepulcro del Cid, para que no vuelva a cabalgar". Esta última frase la escribió Costa en un mensaje de la Cámara Agrícola del Alto Aragón, que lleva la fecha de 13 de noviembre de 1898, días simbólicos y trágicos para España. Tal mensaje era el esbozo de un programa de reconstrucción nacional que, por aquellas calendas, alcanzó gran resonancia.
Tres años más tarde, en el discurso que pronunció como mantenedor de los Juegos Florales de Salamanca, en 1901, Joaquín Costa protestó del significado que algunos habían dado a la frase en el sentido de que quería extirpar "la abnegación al heroísmo, la generosidad, la nobleza, todo lo que hay de grande en nuestro pueblo". Lo que Joaquín Costa quería aniquilar -según dijo- era la hojarasca retórica, las frases sin sentido, el hablar por hablar y no trabajar. Para Costa, el Cid era algo muy importante e, incluso, había escrito un ensayo titulado "Programa político del Cid Campeador", dado en 1885, donde, precisamente, la figura del caballero burgalés aparece regeneradora y fecunda.
Tales fueron las llaves de Joaquín Costa, que, en su tiempo, todo se ha de decir, si bien no encontraron la cerradura, impresionaron tremendamente a todos cuantos se preocuparon por la realidad de España y así han quedado, en la memoria de las gentes, unidas a la recia personalidad de aquel hombre entero, inflexible, humanísimo en los sentimientos.
Néstor Luján, Cuento de Cuentos, Origen y aventura de ciertas palabras y frases proverbiales,
Barcelona, Círculo de Lectores, 1995, página 163.

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