El 25 de mayo de 1899, moría todo un símbolo de la democracia en el siglo XIX, Emilio Castelar y Ripoll, nacido en Cádiz en 1832, cuya actividad literaria y política se había mantenido viva hasta días antes de su fallecimiento. Aquel final de siglo trajo un inevitable cambio generacional en la política española con la desaparición de las más notables figuras que habían tenido su primera experiencia en torno a la revolución de 1868, el gran momento de la democracia liberal decimonónica en España. La generación política de 1868 llegaba al final de su ciclo, de la misma manera que lo hacía también la generación intelectual.
Figuras como Francisco Pi i Margall o Nicolás Salmerón morirían muy pocos años después. Casi al mismo tiempo que Práxedes Mateo Sagasta.
Julio Aróstegui, La Aventura de la Historia, Castelar, la política y la palabra, número 7, página 34.
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