La muerte del rey Fernando VII, en 1833,
abrió las puertas al enfrentamiento directo entre los partidarios de su hija
Isabel y los partidarios de su hermano Carlos María Isidro. La Primera Guerra
Carlista, entre 1833 y 1840, constituyó la plasmación extrema de esta lucha. El
conflicto simbólico y real entre el tío Carlos y la sobrina Isabel
personalizaba otro conflicto real y simbólico de mucho más calado, en forma de
guerra civil entre españoles. La guerra carlista no constituyó un simple
conflicto dinástico. La reina niña Isabel II y el pretendiente Carlos V
fueron los emblemas del enfrentamiento en tierras de España, en las décadas
centrales del siglo XIX, entre revolución y contrarrevolución, entre
liberalismo y absolutismo, entre isabelinos y carlistas. Unos y otros no se
movilizaron por la simple defensa de unas personas regias, sino por las ideas y
los principios que éstas personificaban y, lo que resulta más trascendente aún,
emblematizaban. Las figuras de la reina o del rey "legítimos" encarnaban
variadas visiones del mundo, así como los proyectos posibles para su
materialización.
Jordi
Canal, Isabel II. Carlos María Isidro Vidas cruzadas, Arlanza Ediciones, Madrid 2007, página 4.
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