...lo que cada uno tiene, lo que cada uno quiere, lo que los años te dan y te quitan, de pobres todos éramos más o menos lo mismo, yo no soy nada y menos que yo nadie, pero la razón y el pensamiento tienen este valor que quiero darles, al menos en el modo y manera con que puedo entender el mundo, si convenimos en que entender el mundo es lo menos que puede hacerse, al menos yo lo intenté, igual que lo sigo intentando, bien es verdad que las horas que paso solo son las mayores de mi existencia, si pudiera contabilizarlas serían un veinte o un treinta por ciento más que las que estuve con la gente, dejando aparte las del sueño, que ésas son las más solitarias que a todos los seres humanos nos competen, y eso que en los sueños son muchas las ocasiones en que se encuentra uno peor acompañado que en la vida misma, y de eso ahora ni quiero acordarme...
Luis Mateo Díez, El espíritu del páramo, Ollero & Ramos Editores, Madrid 1996, página 169.
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