miércoles, 4 de noviembre de 2015

REVOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN (1868-1898)

Los hechos que se abren con la revolución de 1868 constituyen una sucesión de acontecimientos encadenados tan sorprendente como los que se inician en 1808. Sólo que en este caso no ocurre ninguna agresión exterior, ni ninguna grave complicación internacional, sino que todo obedece a un extraordinario proceso de inestabilidad interna. En un plazo tan breve como seis años (1868-1874) se producen una revolución, un destronamiento, un régimen provisional, una nueva constitución, una regencia, una monarquía unitaria, una república federal, tres guerras civiles a un tiempo, un golpe de estado, un nuevo intento de regencia, y finalmente la restauración de la dinastía derrocada en un principio. Estudiar todo este proceso como una simple sucesión de acontecimientos resulta desconcertante; si analizamos sus causas y el fondo de la cuestión, lo ocurrido encierra un auténtico interés histórico. Y lo sorprendente es que a este sexenio en que ocurren más cambios internos que en ningún otro momento análogo de la historia de España, sigue un cuarto de siglo de absoluta y apacible normalidad, al menos por lo que respecta a la historia de acontecimientos. (...) Que una época suceda inmediatamente a la otra, y que ambas estén protagonizadas por hombres de la misma generación, muy distinta de la isabelina, parece también un misterio histórico, que igualmente se hace preciso explicar. Por eso, considerar la llamada Restauración como una simple vuelta atrás es en gran parte una inexactitud histórica, y puede conducirnos a interpretaciones equivocadas.

José Luis Comellas y Luis Suárez, Historia de los españoles, Barcelona, Ariel, 2003, página 235.

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