sábado, 31 de enero de 2015

THOMAS MERTON

En el último día de enero de 1915, bajo el signo de Acuario, en un año de una gran guerra y a la sombra de unas montañas francesas de la frontera con España, vine al mundo. Libre por naturaleza, a imagen de Dios, fuí sin embargo prisionero de mi propia violencia y mi propio egoísmo, a imagen del mundo al cual había venido. Ese mundo era el retrato del infierno, lleno de hombres como yo, amantes de Dios y no obstante aborreciéndolo; naciendo para amarle y viviendo en cambio con temor y desesperadas apetencias antagónicas.
A no muchos centenares de millas de la casa donde nací estaban recogiendo a los hombres que se pudrían en las enfangadas zanjas, entre los caballos muertos y los derrengados cañones de setenta y cinco, en un bosque de árboles  sin ramas, a lo largo del río Marne.

Thomas Merton, La montaña de los siete círculos
Barcelona, Edhasa, 1981, página 9.

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