La Revolución rusa desembocó a los pocos meses en la siguiente alternativa: victoria de la contrarrevolución o dictadura del proletariado, Kaledin o Lenin... Todo el valor, energía, perspicacia revolucionaria y coherencia que puede demostrar en un momento histórico un partido lo han demostrado con creces Lenin, Trostki y sus camaradas... En vez de las asambleas representativas emanadas de elecciones populares generales, Lenin y Trotski han situado a los Soviets como la única delegación verdadera de las masas trabajadoras. Pero la represión interna de la vida política tiene que paralizar, por fuerza, también paulatinamente la vida de los Soviets. Sin elecciones generales, libertad de prensa, de reunión y de opinión, la vida de cualquier institución pública languidece, se convierte en una vida aparente en la que el único elemento activo es la burocracia... Los bolcheviques han demostrado que son capaces de concretar las metas de un auténtico partido revolucionario situado en el límite de sus posibilidades históricas. No pretenden haber hecho milagros, aunque así debería calificarse una revolución proletaria modélica e impecable en un país aislado, agotado por la guerra mundial, ahogado por el imperialismo y traicionado por el proletariado internacional... (Rosa Luxemburgo, La Revolución rusa, 1918).Hermann Weber, Lenin, Barcelona, Salvat, 1986, página 175.
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