lunes, 12 de noviembre de 2012

AGUSTÍN ARGÜELLES

 

 
Nació en Ribadesella (Asturias), en 1776
Murió en Madrid, en 1814
En don Agustín Argüelles, hombre político español, hay dos caras; una condenable; la otra plausible. La condenable reside en haber sido político de un liberalismo avanzado, como lo demostró en las Cortes de Cádiz a donde fue en representación de Oviedo. La plausible consistió en haber sido gran patriota y hombre de honradez intachable.
Los diputados de las Cortes de Cádiz no querían que el rey fuese absoluto, sino que gobernase con una Constitución dictada por los diputados representantes de la nación. Y esa Constitución se firmó en 1812.
Pero vino a España Fernando VII y dio orden de que se pusiera preso a Argüelles. No pudo ser, porque huyó a Inglaterra donde, para poder vivir, se hizo bibliotecario de un noble inglés.
A la muerte de Fernando VII regresó a España y entonces la Reina gobernadora, que conocía la honradez de Argüelles, lo nombró nada menos que tutor de sus hijas, la futura Isabel II y su hermana María Fernanda. (…)
Terminada la tutoría, se retiró a la vida privada.
No pocas veces lo llamaron los políticos para que ocupase altos cargos del Estado. Siempre se negó. Ahora se dedicaba a la lectura y disfrutar en la soledad de su retiro. (…)
Se recuerda que Argüelles fue el más elocuente orador de su tiempo, llamándole “el divino” por la grandeza de sus discursos.
Es cierto que en su juventud cometió errores propios de aquel tiempo verdaderamente calamitoso; pero tuvo ocasión de repararlos durante su larga existencia y su austera conducta.

Antonio J. Onieva, Cien figuras españolas,
Burgos, Hijos de Santiago Rodríguez, 1962, págs. 144-145.

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