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Galdós fue, ante todo, el gran juglar de la historia de un siglo español. Historia que aprendió hojeando de pasada los archivos; pero sobre todo viviendo por el ámbito de España con plenitud apenas igualada por ningún otro español; y soñando además sus quimeras proféticas sobre las realidades de cada día. Por ello es necesario que releamos hoy, para enseñanza nuestra, sus libros. No solo los Episodios, sino sus novelas, que tienen a veces, sin figurones históricos, una realidad más trascendente que aquellos; y además sus apuntes de cronista, injustamente desdeñados, en los que hacía la historia de lo que estaba viendo con el mismo sentido de eternidad con que hacía revivir a los héroes de la Independencia, a los guerrilleros carlistas o a los vecinos de Madrid de la "Fontana de Oro". Allí están recogidas, con sencillez que acrecienta su ejemplaridad, las inquietudes de una época, lejana medio siglo de la nuestra, con los mismos problemas de la actual: el campo turbulento, las aspiraciones obreras, las pugnas militares y civiles, la derecha y la izquierda, el personalismo que todo lo frustra, el pavor ante el porvenir.
1933
Gregorio Marañón, Raíz y decoro de España, Espasa-Calpe, Madrid 1973, página 119.
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