lunes, 23 de abril de 2018

LOS LIBROS


Un libro es realmente como un sueño, donde todo puede ocurrir. (¡Viaje seguro en Bibliotravel!, pág. 48).

Los buenos libros no se escribían para hacer felices a los lectores -me dijo-. De hecho, ya ves que mucha gente es feliz sin ellos. Se escribían para despertar a la gente, para sacudir sus conciencias, para ayudarles a hacerse preguntas. ¿Por qué tiene que morir Héctor? ¿Por qué cayó Troya? ¿Por qué se han de morir las personas queridas? (Viaje al Quijote, pág. 68).

De los libros que había leído y visitado había sacado mis propias conclusiones. ¿No había sido el amor de Paris por la bella Helena la causa principal de la guerra de Troya y de su destrucción? ¿No era el amor por la sin par Dulcinea lo que había inspirado a don Quijote, haciéndole emprender aquellas alocadas aventuras? Leyendo, uno comprendía la enorme importancia del amor. Es más, quizá leyendo uno podía aprender a amar.
Tal vez parezca demasiado ingenuo, pero sigo pensando lo mismo. (La isla del amor, pág. 92).

Vicente Muñoz Puelles, 2083, Barcelona, Edebé, 2011.


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