lunes, 11 de abril de 2016

REFUGIADOS

Allí donde hay un conflicto, hay una violación de los derechos humanos y, consiguientemente, un movimiento forzoso de la población. Los derechos de la personas refugiadas son frecuentemente violados en su país de origen durante su huida y después en el país de asilo.
Toda búsqueda de una solución a su desplazamiento debe conllevar el respeto por sus derechos fundamentales.
Aunque parezca obvio, la relación entre los derechos humanos y los desplazamientos forzosos ha empezado a recibir atención internacional en las últimas décadas. Hay una conciencia general de que el respeto por los derechos humanos es central en los esfuerzos de prevención de los conflictos.
El trabajo con las personas refugiadas no es una mera cuestión de solidaridad; también es una cuestión de justicia, y a todos se nos pide que actuemos para que la justicia sea una realidad.
Las personas refugiadas son un signo visible de la amplia injusticia global y de las violaciones de los derechos humanos. Por esta razón, debemos luchar para recuperar el equilibrio, incluso poniendo en cuestión las actitudes y estructuras que discriminan a las personas pobres y oprimidas. 

Padre Kolvenbach, S.J. Dios en el exilio. Hacia una espiritualidad compartida con los refugiados. Roma, 2005. Citado por la revista El Promotor, marzo de 2016, páginas 22 y 23.




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