miércoles, 4 de febrero de 2015

KRAUSE Y SANZ DEL RÍO

Krause había muerto cuando Amiel y Sanz del Río estudiaron en Alemania; pero ejerció una influencia profunda sobre el joven suizo, aunque no tanta, quizá, como sobre el fundador de la escuela pedagógica que más ha contribuido a la evolución del alma española contemporánea. Al pasar por Illescas, el pueblo en que vivió Sanz del Río -y paso muchas veces-, suelo pensar en el poder maravilloso del pensamiento humano, considerando cómo la piedra arrojada por el filósofo alemán sobre el alma de los hombres produjo el mismo círculo de trémulas ondas de inquietud en dos medios tan lejanos -casi el reverso y el anverso de la geografía física y espiritual- como la dulce ciudad del lago de Léman y este pueblecito humilde y áspero, perdido en plena estepa toledana.

Gregorio Marañón, Amiel, un estudio sobre la timidez,
Madrid, Espasa-Calpe, 1978, páginas 30 y 31.

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