Doña María Cristina de Borbón, sobrina y cuarta esposa de Fernando VII, era hija de los reyes de Nápoles y nació en aquella ciudad en 1806, muriendo en París en 1878.
Mucho más joven que su esposo, María Cristina causó excelente impresión al llegar a España, por su juventud y belleza, aunque, se decía, era demasiado delgada para el gusto español. Muy pronto quedó perfectamente adaptada a tal gusto.
No está claro en qué medida influyeron en este tardío y reincidente matrimonio del rey de España las apetencias personales del rey o la razón de Estado. El hecho es que el matrimonio tuvo una honda repercusión política.
Fernando VII, tras veintiún años de reinado sin sucesión directa, tuvo de María Cristina dos hijas, nacidas en 1830 y 1832, María Isabel Luisa y Luisa Fernanda, que habían de alterar los planes sucesorios.
María Cristina de Borbón desempeñó ya en vida de su esposo un papel político personal, desde 1832. Fue vista con disgusto por los sectores políticamente más retrógrados, que se alineaban en torno al infante don Carlos, y la reina se inclinó, por tanto, hacia el sector moderado del fernandismo absolutista y, desde el nacimiento de la primogénita, hacia aquellos grupos que apoyaban la sucesión femenina. Pero es ilusoria la idea de que la reina fuera voluntariamente proclive a los liberales.
Mucho más joven que su esposo, María Cristina causó excelente impresión al llegar a España, por su juventud y belleza, aunque, se decía, era demasiado delgada para el gusto español. Muy pronto quedó perfectamente adaptada a tal gusto.
No está claro en qué medida influyeron en este tardío y reincidente matrimonio del rey de España las apetencias personales del rey o la razón de Estado. El hecho es que el matrimonio tuvo una honda repercusión política.
Fernando VII, tras veintiún años de reinado sin sucesión directa, tuvo de María Cristina dos hijas, nacidas en 1830 y 1832, María Isabel Luisa y Luisa Fernanda, que habían de alterar los planes sucesorios.
María Cristina de Borbón desempeñó ya en vida de su esposo un papel político personal, desde 1832. Fue vista con disgusto por los sectores políticamente más retrógrados, que se alineaban en torno al infante don Carlos, y la reina se inclinó, por tanto, hacia el sector moderado del fernandismo absolutista y, desde el nacimiento de la primogénita, hacia aquellos grupos que apoyaban la sucesión femenina. Pero es ilusoria la idea de que la reina fuera voluntariamente proclive a los liberales.
J. Aróstegui, J. A. Martínez y R. de la Torre, La regencia de María Cristina,
Cuadernos de Historia 16, número 64, página 6, Madrid, 1985.
Cuadernos de Historia 16, número 64, página 6, Madrid, 1985.
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