miércoles, 15 de octubre de 2014

FERNANDO VII

Y contribuye a aclarar aquella confusión y, desde luego, la conducta de los afrancesados, la realidad tremenda de lo que fue el rey legítimo, Fernando VII, que es el que ha costado, en toda nuestra historia, más vidas y más sufrimientos a sus súbditos. Ha llegado ya la hora de no apostrofarle como cínico y marrullero, sino de declarar que este soberano da la razón, sin atenuación alguna, a lo que pudo haber de pecado en los que prefirieron, con toda clase de reservas patrióticas, al rey José. Si alguno lo duda, lea en los Archivos Nacionales de Francia la inmensa cantidad de documentos sobre la estancia de Fernando VII en Valençay, durante su cautiverio, mientras los españoles morían por su causa, bendiciendo, los infelices, su nombre. Pocas vidas humanas producen mayor repulsión que las de aquel traidor integral, sin asomos de responsabilidad y de conciencia, ni humana ni egregia; y, por añadidura, para agravar sus culpas, no estúpido, como sus hermanos, sino, ya que no inteligente, avispado.

Gregorio Marañón (prólogo, 1953) 
en Miguel Artola, Los Afrancesados, Madrid, Turner, 1976, páginas 19 y 20. 

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