Todo ese afán por clasificar, catalogar, ordenar... forma parte de ese espíritu ilustrado propio de una sociedad en avanzado estado precapitalista. La Enciclopedia fue, tal vez, el mayor y más conocido esfuerzo que en este sentido realizó el siglo XVIII, pero debe ser inscrita en un movimiento europeo (...) y en el que España también colaboró. Llevar la ilustración a cada hombre y oficio exigía previamente catalogar las verdades, separar lo verdadero de lo falso. Enseñar cosas útiles era, según el Informe sobre la Ley Agraria (1795) de Jovellanos, enseñar a los campesinos y demás clases laboriosas del país el contenido de unas breves, sencillas y rigurosas cartillas rústicas redactadas por los sabios, que contuvieran un útil catálogo de recetas y consejos tomados de las más elevadas y complicadas verdades de la ciencia. El enciclopedismo, como pidieron Campomanes y Jovellanos, intentaba poner el saber más cerca del interés, romper esa absurda separación entre artes y ciencias o, dicho de otro modo, entre oficios mecánicos y trabajo intelectual.
Antonio Lafuente y José Luis Peset, La Enciclopedia.
Cuadernos de Historia 16, núm. 3, págs. 23 y 24. Madrid, 1985.
Cuadernos de Historia 16, núm. 3, págs. 23 y 24. Madrid, 1985.
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