miércoles, 20 de febrero de 2013

PRIM

Prim y Espartero fueron los dos generales españoles más populares del siglo XIX. La popularidad de Espartero se reflejó en una inusitada abundancia de Baldomeros. La de Prim, en su conversión en un mito popular que pervivió y pervive más allá de su muerte y del exacto conocimiento de sus peripecias vitales o de su significación política. (...)
La biografía de Prim es la de un conspirador. Se presta como pocos a la elaboración de una novela de intriga y aventuras: abundan los altibajos de fortuna y las actuaciones contradictorias. A los momentos de gloria les suceden sin solución de continuidad otros en que su figura parece destinada al ostracismo o a la picota. (...)
Él mismo se mostró siempre aficionado a la ostentación, cuidaba su imagen con afeites, era puntilloso en el vestir, gustaba de la buena mesa, presumía de sus propiedades, se desvivía por agasajar a sus amigos, con una administración descuidada de sus haberes que a menudo le abocaba a situaciones económicas desesperadas, agravadas por la afición al juego. Ya cuarentón, el matrimonio afortunado con una rica heredera mexicana (un auténtico braguetazo, en lenguaje popular) le permitió vivir a lo grande, pese a que el continuo despilfarro le situó en más de una ocasión al borde de la bancarrota. Estos defectos se compensaban con una jovialidad generosa que le granjeaba adhesiones incondicionales en los momentos de esplendor y en los de penuria, y amistades fieles incluso entre los oponentes ideológicos.

Pere Anguera, El general Prim. Biografía de un conspirador. Barcelona, 2006, RBA, páginas 7, 8 y 9.




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