lunes, 28 de enero de 2013

ROMANCE DE RONCESVALLES

   

(...)
-Siglos ha que con gran saña,
por una negra montaña
asomó un emperador.
Era francés, su vestido
formaba un hermoso juego:
capa de color de fuego
y plumas de azul color.

- ¿Y qué pedía?
- La corona de León.
Bernardo, el del Carpio, un día
con la gente que traía,
"¡Ven por ella!", le gritó.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles!

(...)
- Allí, con fiera arrogancia,
los doce pares de Francia,
también estaban, también.
Eran altos como cedros,
valientes como leones,
cabalgaban en bridones,
águilas en el correr.


(...)
- Salió el mozo leonés,
Bernardo salió, y luchando
a todos los fue matando,
y hubiera matado a cien.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles!.

(...)
- Con qué ejército, Dios mío,
de tan grande poderío
llegó Carlo Magno acá.
¡Cuántos soldados! No tiene
más gotas un arroyuelo,
ni más estrellas el cielo,
ni más arenas la mar.

¿Y qué, triunfaron?
- Dios no los quiso ayudar.
El alma les arrancaron
a sus pies los derribaron
como al roble el huracán.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles!

...
Anónimo

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