jueves, 1 de noviembre de 2012

LARRA


En esta duda estaba deliciosamente entretenido el día de los Santos, y fundado en el antiguo refrán que dice: Fíate de la Virgen y no corras (refrán cuyo origen no se concibe en un país tan eminentemente cristiano como el nuestro), encomendábame a todos ellos con tanta esperanza, que no tardó en cubrir mi frente una nube de melancolía; pero de aquellas melancolías de que sólo un liberal español en estas circunstancias puede formar una idea aproximada. Quiero dar una idea de esta melancolía: un hombre que cree en la amistad y llega a verla por dentro, un inexperto que se ha enamorado de una mujer, un heredero cuyo tío indiano muere de repente sin testar…, una viuda que tiene asignada pensión sobre el tesoro español, un diputado elegido en las penúltimas elecciones…, un grande que fue liberal por ser prócer y que se ha quedado sólo liberal, un general constitucional que persigue a Gómez, imagen fiel del hombre corriendo siempre tras la felicidad sin encontrarla en ninguna parte, un redactor del Mundo en la cárcel en virtud de la libertad de imprenta, un ministro de España, y un Rey, en fin, constitucional, son todos seres alegres y bulliciosos,  comparada su melancolía con aquella que a mi me acosaba, me oprimía y me abrumaba en el momento en que voy hablando.
Mariano José de Larra, Día de difuntos de 1836

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